Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
Jeremías 29:11
Mirar cada niño y joven crecer en la palabra de Dios es maravilloso. Su fe se acrecienta con la esperanza de saber que siempre vendrá algo mejor . Así como el pueblo de Israel 🇮🇱 lo vivió cuando cruzaron el Mar Rojo sabiendo que detrás dejaban atrás un pasado doloroso y abrigaban una nueva esperanza confiados en que Dios tenía lo mejor para ellos.
Hoy en día no debemos dejar que la desesperanza gobierne nuestras vidas.
La esperanza es un estado de fe y ánimo optimista basado en la expectativa de resultados favorables relacionados con eventos o circunstancias de la propia vida o el mundo en su conjunto.
Es una confianza pura y desinteresada en el futuro. La esperanza no se apaga nunca.
Para tener esperanza es necesario tener valor, ya que, para poder esperar, realmente esperar, hay que aceptar renunciar a la ilusión, a las falsas esperas.
Es un reto hoy en día poder transmitir un mensaje a nuestros jóvenes y niños, debemos lograrlo a través del diálogo, hablando con el corazón.
Esto lo logramos trabajando valores con los estudiantes, brindando oportunidades de conocerse como población estudiantil, ayudándose mutuamente. Es de suma importancia dar a conocer textos de la Biblia.
Despertar su curiosidad y que conozcan que desde pequeños son semillas que empiezan a dar frutos en Sion.
Por Yuliana Solano Campos y Glenda Obando Miranda. Escuela Nuestra Señora de Sion Turrialba, Costa Rica